Es de sobras conocida la predilección que Roy Thomas, guionista de Conan the Barbarian, tenía por la literatura clásica y más concretamente por la figura de Homero. Por eso aprovechó el paso de Conan por tierras hyrkanias para hacer un remedo de las guerras troyanas. El ciclo del asedio a Makkalet - llamado también La guerra de Tarim - termina de una manera muy homérica con un asalto a la ciudad a través de un pasadizo secreto que desemboca en el vientre de una gigantesca estatua de un caballo alado...
Tras la victoria del ejercito turanio del rey Yildiz comandado por su hijo Yezdigerd obsesionado en una guerra de conquista por todo el continente, Conan se enrola en la fuerza turania de la retaguardia intentando no tropezarse con el príncipe al que ha desfigurado en su primer encontronazo. Después de diversas aventuras lejos de los reinos hyrkanios, el cimmerio regresa a la capittal a lomos de un desbocado caballo. Allí es destinado a la menguante guardia real que se resiente de las aportaciones hechas al ejercito conquistador. Tras los agotadores viajes a Conan no le importa reposar en el palacio real donde perfeccionará sus habilidades guerreras y de seducción.
¡Cuidado con los hyrkanios que traen regalos! es el nº 36 de la colección Conan the Barbarian de marzo de 1974 y el título es una adaptación de la famosa frase de Virgilio en la Eneida sobre la Guerra de Troya: "Temo a los griegos incluso cuando traen regalos" en referencia al Caballo de Troya regalo envenenado que causará la destrucción de la ciudad asediada.
En esta historia del bárbaro creado por R.E.Howard el presente es una tosca e impresionante estatua de un dios oscuro con figura humana al que le falta la cabeza. El guión original de Roy Thomas hace un guiño a la historia clásica pero le aporta otra vuelta de tuerca.
La estatua no es un regalo de las tropas enemigas al rey Yildiz sino un presente enviado por su hijo como derecho de conquista de la primera de dos ciudades aliadas. Cuando la segunda cuidad cae el príncipe Yezdigerd envía a Aghrapur la cabeza para completar la estatua. El rey hace de la unión de las dos partes del monumento una ceremonia simbólica de su poderío; con unos sacerdotes enemigos y la guarnición del palacio real presentes. Al unirse las dos partes la estatua cobra vida y amenaza con causar una masacre que Conan detiene al darse cuenta que los sacerdotes cautivos tienen su papel en la brujería. Finalmente el rey Yildiz se marcha pensativo y preocupado por la sospecha que su hijo le ha mandado un regalo envenenado.
Pese a su sencilez y a su aparente condición de episodio de relleno ¡Cuidado con los hyrkanios que traen regalos! me parece una de las mejores historias de Conan el bárbaro precisamente por no seguir la estructura clásica de los relatos de espada y brujería, también porque las intrigas palaciegas son interesantes y porque los secundarios tiene su papel en la historia enriqueciendo como nunca el universo hiborio. Destaca con luz propia el personaje de Amytis presente en varios episodios de la colección del cimmerio. El equipo artístico formado por John Buscema y Ernie Chan (aquí aún con su apellido Chua) empieza a consolidarse en la serie realizando un trabajo impecable destacando por su narrativa limpia, clara y concisa y por la espectacular página de inicio que será una de las marcas distintivas del comic book. El resultado de una buena historia y una buena realización gráfica es este episodio que puede situarse entre los mejores de toda la colección.
Las próximas entradas dedicadas al universo de
Conan el bárbaro servirán para establecer un ranking de sus mejores historias adaptadas al comic. Ya he ido dejando algunas pistas en posts anteriores.
Salut!