FLASH GORDON, vol. 1 de
Dan Barry et altri.
Titan Comics.
Es la recopilación casi perfecta y definitiva de las tiras diarias de la serie
Flash Gordon realizada por
Dan Barry y su equipo. Este primer volumen recoge las
dailies desde el 19 de noviembre de 1951 hasta el 24 de octubre de 1953. Casi dos años de pura ciencia ficción y aventura de la buena.
Dan Barry recibió el encargo de
Ward Greene de reinterpretar el personaje clásico creado por
Alex Raymond y transformó una serie de
space-opera en una de
ci-fi. La secuencia de apertura es toda una declaración de principios publicada 17 años antes del lanzamiento del primer cohete tripulado a la Luna.
Este primer volumen de
Titan Comics llega más adelante en la narración que el primer y único tomo que editó hace unos años en castellano
Panini, concretamente hasta la primera aparición de
Los Chicos del Espacio un grupito de adolescentes que dió mucho juego en la serie.
El dibujo y la narrativa son extraordinarios y podemos apreciar el rigor y talento que nos ofrecen los diversos artistas encargados de la serie siempre dirigidos por Barry. Él mismo tenía un talento descomunal y se aprecia perfectamente su estilo en las 2 primeras historias, principalmente la segunda, que narra un motín en una cárcel espacial, un tema que ya había dibujado en el comic book
Crime does not Pay sin el aderezo fantástico.
Entre sus colaboradores encontramos a
Harvey Kurtzman a los guiones e incluso haciendo los bocetos o a
Frank Frazetta que participó principalmente en la historia titulada
La Caja del Tiempo. En definitiva estamos ante una obra maestra del comic mundial editada adecuadamente y con visos de continuidad no como otras... Lo único discutible es la elección de la viñeta de la parte inferior de la portada. Muy mejorable...
CRISÁLIDA de
Carlos Giménez.
Reservoir Books.
Una vez más Carlos Giménez lo ha vuelto a hacer. Después de una obra tan personal e irregular como Pepe donde uno tenía la sensación que te explicaban algo asombroso pero de forma desordenada, donde uno tenía la impresión de estar ante el recuento exhaustivo pero no elaborado de las vivencias de una persona única e irrepetible, después de tener la certeza de que nada volverá a ser como antes, de que el mejor capítulo de Carlos Giménez se ha terminado por una lógica vital e inexorable... después de hacerme todas estas reflexiones he leido Crisálida con una mezcla de asombro y alegría que ha convertido esta experiencia en algo maravilloso.
Crisálida es una obra redonda - esta vez sí - y es además una historia necesaria; una visión lúcida y precisa de la realidad contemporánea.
Permitidme la extravagancia pero si tuviese que emparentar Crisálida con otra obra de Giménez la primera que me viene a la cabeza es Koolau el leproso. Por la necesidad de la lucha, por la feroz resistencia a lo injusto y a lo arbitrario y por supuesto también por la dignidad en la derrota... El personaje de Raúl tan desencantado, tan decepcionado pero a pesar de todo rebelde y fiel a sí mismo me parece un autentico resistente en un siglo XXI tan falto de luchadores.
Una vez leído el episodio de las adaptaciones fallidas de
Paracuellos al cine un escalofrío me recorrió la espina dorsal. Y una pregunta me tortura respecto al último y más ultrajante intento; a santo de qué necesitaban "ellos", los de siempre, los que nunca se han ido, los del dinero; a santo de qué querían utilizar el nombre de
Carlos Giménez y de
Paracuellos para tergiversar la Historia. ¿No tienen el suficiente dinero para hacerlo sin adulterar esta obra? o es que en su afán revisionista supone un plus machacar un documento histórico y una obra de arte tan magnífica y tan inmortal como la que parió Giménez hace más de 40 años. "Ellos" no olvidan, no perdonan y no descansan... pero Raúl/Carlos tampoco, afortunadamente.
Quedan muchas cosas por explicar como el ingenioso recurso narrativo de desdoblar la personalidad del autor en dos personajes; Pablo y Raúl, o como el prodigioso talento narrativo de Giménez consigue que una sucesión de monólogos nos parezca apasionante y también que su dibujo es cada vez más estilizado sin perder un ápice de rotundidad y eficacia pero me gustaría terminar con el inevitable final. No es una cobardía, ni una renuncia es un acto de coherencia y rebeldía. El protagonista no quiere dejarse llevar por la vida y toma las riendas hasta el final. Para Carlos/Raúl es más importante como se vive, como se lucha que la simple supervivencia sin objetivo.
Por todo esto, Raúl/Carlos, tienes razón... pero espero que entiendas que vamos a pasar el resto de nuestra vida intentando quitártela.
SODA de
Philippe Tome,
Luc Warnant y
Bruno Gazzotti.
Ponent Mon.
El primer volumen del integral de
Soda editado por
Ponent Mon es toda una gozada. Está compuesto por las 4 primeras historias del personaje y la serie es una mezcla de humor y policíaco muy atractiva y divertida.
Soda fue creada a mediados de los 80 y bebe tanto en fuentes franco-belgas como
Gil Jourdan (Pupila o Pupil.la aquí),
Theodore Poussin o
Los Innombrables como del género negro más yanqui
de los 80 por ejemplo la serie televisiva
Hill Street Blues o las novelas de
Lawrence Block. Sin embargo, y seguramente por casualidad, la referencia más cercana sería
Merdichesky de Trillo y Altuna por su temática, por el tono e incluso por personajes parecidos.
Sus creadores son
Philippe Tome a los guiones y
Luc Warnant en el aspecto gráfico aunque a partir del tercer tomo el arte corre a cargo de un eficaz
Bruno Gazzotti. Las historias están bien hilvanadas, los gags bien encadenados y el aspecto gráfico es impecable; siempre eficaz a veces espectacular.
Una sorpresa más que agradable.
WHITE INDIAN de
Frank Frazetta.
Norma Editorial.
De las 4 novedades reseñadas ésta es la que a priori menos interés tiene para mí. No soy un ferviente fan de
Frank Frazetta como artista de comics y este personaje no es esencial en la historia del comic book norteamericano. Es pero una rareza dentro del género por situarse en el bando de los nativos americanos y por supuesto por contar con el arte de Frazetta que sobresale de la vulgaridad media de la época. Pero lo que hace especial este recopilatorio publicado por
Norma Editorial es la calidad de la edición. La reproducción de las planchas es magnífica, los negros exactos y la corrección de los desajustes de color espectaculares. Cuenta además con un texto introductorio más que eficaz que sitúa la obra en su contexto y lo más importante aporta un índice de episodios con la fecha y revista de publicación que debería ser obligatorio en todas las ediciones de este estilo.
White Indian es, junto a la
strip Johnny Comet, el personaje que más dibujó
Frank Frazetta en la etapa inicial de su carrera más centrada en el comic que en la ilustración. Evidentemente no lo he comprobado pero creo que dibujó más episodios de este personaje que de
Thun'da aunque este último esté más asociado a la figura de Frazetta. El argumento es simple y explota las aventuras del colono y explorador
Dan Brand que acaba siendo aceptado por una tribu india. La serie también llevó el título de
Dan Brand and Tipi. El libro cuenta además con el añadido de diversos ejemplos de historias de una sola página de temática bélica o de interés humano dibujadas en la misma época por Frazetta para la revista
Heroic Comics.
Es por lo tanto una novedad muy recomendable para los amantes del comic book y una oportunidad histórica para los fans de este personaje y los de su autor
Frank Frazetta que pueden disponer de una edición modélica de un clásico del comic book en castellano algo no muy frecuente en estas latitudes.
Son 4 recomendaciones que creo podrán refrescar este verano que se presume será absolutamente inmisericorde.
Salut!