La llamada Guerra de Tarim no es más que una ingeniosa transposición de La Guerra de Troya al mundo hiborio. Roy Thomas, guionista de la serie Conan the Barbarian y gran amante de la literatura clásica, urdió este enfrentamiento entre la nación de Turán y los estados hyrkanios para sumergir a Conan en una aventura de resonancias épicas donde su protagonismo se ve desplazado por la enorme proporción de los acontecimientos.
La serie había perdido algo de su fuerza inicial al abandonar Barry W. Smith temporalmente el arte cansado de los plazos de entrega. Sin embargo tras dos números dibujados por Gil Kane el inglés retomó el personaje con renovados brios especialmente porque el comic book había recibido varios premios. Este arco argumental comprende de los nºs 19 al 21 y del 23 al 26 (octubre de 1992 a mayo de 1993) con lo que lo convierte en uno de los episodios más extensos de la etapa inicial de la serie. El 22 es una reedición del primer número de Conan el bárbaro.
Los dos primeros episodios introducen el conflicto y sitúan al cimmerio enrolado en las filas del ejército invasor que asedia la ciudad de Makkalet. El príncipe heredero Yezdigerd ha empezado una guerra de conquista por todo el mar de Viyalet. La excusa que le sirve para asediar la ciudad costera es que sus dirigentes han raptado al dios-viviente Tarim descendiente del primer mesías que salvó la nación turania del cataclismo que sumergió a la Atlántida. Son dos comic books magníficos, especialmente el #20, que pueden considerarse ejemplo de hasta donde podía llegar el género en aquella época.
Conan intenta actuar como mercenario pero su escepticismo natural choca con la fanática disciplina del ejército invasor y finalmente decide desertar al enterarse que los turanios han sacrificado a su amigo Fafnir tras amputarle un brazo herido en una de las batallas durante el asedio de Makkalet. Se despide a lo grande, dejando un imborrable recuerdo al príncipe conquistador.
Ya como integrante de las tropas hyrkanias defensoras de Makkalet, Conan conoce el otro bando que vive de forma ambivalente el asedio entre la angustia y la opulencia. Como cabeza de puente de las fuerzas defensoras Makkalet recibe ayuda de otras ciudades-estado hyrkanias y con estas tropas se encuentra la guerrera llamada Red Sonja.
Estos dos comic books, el 21 y el 23, pese a ser importantes para la saga y presentar por primera vez a la guerrera hyrkania Red Sonja como personaje importante dentro del universo hiborio, son bastante flojos en el apartado artístico al no estar completamente dibujados por Barry W. Smith y entintados por profesionales poco apropiados o al principio de su carrera. La causas del absentismo del dibujante inglés se explican por cansancio (otra vez) y porque ha decidido que el episodio 24 será su último comic book a color de la serie y quiere dejar un número impecable que suponga un modelo a seguir para hacer un tebeo de Conan el bárbaro.
La barroca descripción de palacios y calles de Makkalet y el impecable sentido narrativo de Smith convergen en este comic book y lo convierten en uno de los mejores de la serie de todos los tiempos. El nuevo dibujante toma las riendas en los dos últimos episodios de la saga donde se concreta el final del asedio. Paradójicamente las ventas aunque nunca fueron malas - salvo los primeros nºs - mejoraron con la llegada de John Buscema al apartado artístico.
Tras las incursiones extramuros Conan presencia el asalto final a la ciudad por medio de las tropas turianias aprovechando un pasadizo secreto que desemboca en el vientre de la estatua gigantesca de un caballo alado situada en la plaza central. Roy Thomas no disimula su inspiración homérica al readaptar la leyenda del Caballo de Troya para rematar su épica aventura.
El nº 24 fue la postrera aportación del artista inglés a la franquicia cimeria. Es un episodio enteramente dibujado y entintado por él. Al tener más tiempo para realizarlo en detrimento de su dedicación a los anteriores, el arte está más cuidado, los fondos y la ambientación están excelentemente trabajados y la narrativa es precisa, clara y elegante. Destacan la primera página una splash donde Red Sonja brilla con todo su esplendor y las páginas de escalada a la torre del tesoro hermosísimas en su planteamiento y definición. Barry W. Smith se despidiió a lo grande del comic book a color, posteriormente realizaría su última aportación a la leyenda del cimmerio en la revista Savage Tales adaptando en blanco y negro la novela Clavos Rojos de Robert E.Howard realizando otro trabajo impresionante.
John Buscema tomó la serie lastrado por la tremenda personalidad del anterior dibujante, sin embargo sólo necesitó una historia y media para soltarse y redefinir el apartado artístico de la franquicia hasta crear el canon por el que se regirá al menos durante una década. La calidad de su estilo dependió de los entintadores asignados y aunque el confiaba más en su hermano Sal o en Tom Palmer en esta serie destacaron los artistas filipinos que en el caso de esta colección se centra especialmente en la labor de Ernie Chan o Chua. Su aportación a este ciclo no desmerece en absoluto la labor de Smith y cierra con brillantez la saga épica del asedio a Makkalet.
John Buscema tomó la serie lastrado por la tremenda personalidad del anterior dibujante, sin embargo sólo necesitó una historia y media para soltarse y redefinir el apartado artístico de la franquicia hasta crear el canon por el que se regirá al menos durante una década. La calidad de su estilo dependió de los entintadores asignados y aunque el confiaba más en su hermano Sal o en Tom Palmer en esta serie destacaron los artistas filipinos que en el caso de esta colección se centra especialmente en la labor de Ernie Chan o Chua. Su aportación a este ciclo no desmerece en absoluto la labor de Smith y cierra con brillantez la saga épica del asedio a Makkalet.
A pesar del cansancio del primer dibujante que se nota en algunos episodios, a pesar del baile de entintadores alguno de los cuales francamente mediocres y a pesar del cambio de dibujante titular, La Guerra de Tarim permanece- gracias a la férrea labor de control de Roy Thomas - como una de las sagas fundamentales de la historia de Conan the barbarian y como un trampolín desde el que se proyectaría una de las series más rentables tanto artística como económicamente del comic book norteamericano de los 70 y 80. Conan salió no sólo como superviviente sino como ganador de esta guerra convulsa y fraticida que sacudió el mundo hyrkanio en plena era Hiboria. Evidentemente no será su última victoria.
Salut!
7 comentarios:
Me encanta este artículo. Y me encanta por todo lo que contiene: por los dibujantes aludidos, por el guionista en cuestión, por el tema homérico, por uno de los cómics que más nos han gustado a millones de seguidores, por...
La verdad es que la saga que comentas es exquisita y Barry se encuentra en uno de sus momentos más dulces, por no hablar de su relevo, Big John, que no se queda atrás, y ya anuncia sus grandes logros posteriores en la serie.
Un abrazo
A mí el paréntesis de los dos números ilustrados por Gil Kane no me disgusta en absoluto. Es más, me parecen brillantísimos, en gran parte debido a los entintadores, Dan Adkins y, sobre todo, Ralph Reese. De hecho hubiera preferido que la Saga de Makkalet la hubieran acabado estos autores en lugar de John Buscema. El contraste no hubiera sido tan brusco... y tan burdo.
Y respecto a que el dibujo del número 24 corre exclusivamente a cargo de Barry Windsor-Smith... mmm... sí y no. El británico tuvo que sufrir la indignidad (otra más) de que el todoterreno John Romita redibujase varias viñetas de la secuencia del chapuzón de Conan y Sonja para que a la hyrkania no se le viera tanta chicha y las manos del cimmerio se quedasen en la cintura de la mujer en lugar de ir a parar donde Windsor-Smith previamente las había colocado.
Jesús,
es un punto álgido de la serie y una saga decisiva. Smith está a gran altura en dos nºs y medio y el resto es lo bastante digno o incluso bueno para no desmerecer.
Saludos.
Nemo,
En ningún caso me parecen malos los nºs 17 y 18 pero conociendo como quería dibujar la serie Kane creo que no es de lo mejor de su carrera. John Buscema hace un buen trabajo y a mi no me desagrada su aportación.
Es verdad que les censuraron algunas viñetas pero el episodio 24 está enteramente dibujado y entintado por Smith y se nota muchísimo.
Saludos.
Ya digo que el trabajo de Kane luce más por el entintado de Ralph Reese. Y sí, se nota que el número 24 es obra de Barry Windsor-Smith. Tanto como se nota que los antebrazos y manos de Conan en la página 6 de la historia, viñeta 3, están dibujadas por otro artista con un estilo que se da de bofetadas.
Nemo,
correcto, sólo hay que leer el Comic book artist #2 para ver como retocaron y censuraron las viñetas que dices, aparte de los retoques respecto a la edición en b/n de "El morador de la oscuridad" y más conocido los retoques en el velo en "La hija del gigante helado". Sin embargo en "La canción de Red Sonja" se les pasó la abundancia de torres fálicas que representan el constante estado de excitación del cimmerio en presencia de Red Sonja y tampoco vieron la súbita explosión bajo el agua de la viñeta 5 de la página 6 una de las retocadas. No daban pa' tanto.
Saludos.
Y el "wanker" que le coló el bueno de Barry a Roy Thomas. Estaba decidido a largarse y en su último hurra se puso gamberro, aunque ya en historias anteriores había hecho de las suyas (véase Los Guardianes de la Cripta).
Si, Thomas estaba realmente molesto porque le preguntó si era un taco inglés y el dibujante le mintió. Muchas de estas historias están explicadas en Conan the marvelous... textos que Roy escribió para cada uno de los comic books recopilatorios de la edición española de Planeta de 1999. Sería una gran idea recopilarlos en una edición impresa o digital porque son muy interesantes.
Sludos
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