En una entrevista el guionista de Las memorias de Amorós, Felipe Hernández Cava, define la serie como el pago de una deuda con el folletín género que asegura que ama. Es una buena definición pero esta obra es mucho más: es folletín, es una clarísima obra de género negro y tiene mucho de obra histórica - en la misma entrevista realizada por Eduardo García Sánchez para la revista U #25 - se habla de Los episodios nacionales.
El guionista; Felipe Hernández Cava.
Hernández Cava nació en 1953 en la época más oscura de la post-guerra. Su infancia no fue especialmente infeliz sin embargo, pero su obra está marcada por esta situación histórica. Sus primeros trabajos, bajo el pseudónimo de El Cubri junto a los dibujantes Pedro Arjona y Saturio Alonso, tienen un claro formato reivindicativo y obrero. Como miembro del colectivo El Cubri también escribió dos magníficas series de género negro Sombras y Peter Parovic.
Como Felipe Hernández Cava firma varias obras combativas y comprometidas junto a dibujantes como Marika, Adolfo Usero y Luís García. Escribió los guiones de la tira de prensa El hombre invisible entre 1985 y 1988 para El País. Durante algo más de tres años fue el director artístico de la revista Madriz y más tarde de Medios Revueltos. En 1989 empezó la trilogía Lope de Aguirre: la aventura; la conjura; la expiación dibujada por Enrique Breccia, Federico del Barrio y Ricard Castells. En 1993 realiza junto a Federico del Barrio la serie Las memorias de Amorós y tres años más tarde los dos mismos autores crean El artefacto perverso, premio del Saló del Comic de Barcelona 1997. Otras obras destacadas son Berlín dibujada por Raúl, Bebop y V-Girl en colaboración con Enrique Flores y Pep Brocal respectivamente. En 2009 recibe el Premio Nacional del Cómic por Las serpientes ciegas junto a Bartolome Seguí obra que le vuelve a situar en este territorio incierto de autor respetado pero casi desconocido.
La obra de Cava presenta varias obsesiones; la Guerra Civil y sus causas, Madrid, la soledad de la persona frente a su destino y el compromiso. Este compromiso personal que obliga a enfrentarse ineludiblemente a los poderes fácticos de cada sociedad por eso los protagonistas de los guiones Hernández Cava son seres luchadores, críticos y a menudo desencantados. En la misma entrevista anteriormente citada el guionista define perfectamente sus intenciones. "No descarto seguir prestando mi voz, siempre que pueda, a aquellos que no la han tenido o creo que no la tienen". Éste es el universo por donde se mueve uno de los mejores guionistas que ha dado el comic español.
El dibujante; Federico del Barrio.
La obra de Cava presenta varias obsesiones; la Guerra Civil y sus causas, Madrid, la soledad de la persona frente a su destino y el compromiso. Este compromiso personal que obliga a enfrentarse ineludiblemente a los poderes fácticos de cada sociedad por eso los protagonistas de los guiones Hernández Cava son seres luchadores, críticos y a menudo desencantados. En la misma entrevista anteriormente citada el guionista define perfectamente sus intenciones. "No descarto seguir prestando mi voz, siempre que pueda, a aquellos que no la han tenido o creo que no la tienen". Éste es el universo por donde se mueve uno de los mejores guionistas que ha dado el comic español.
El dibujante; Federico del Barrio.
Federico del Barrio nace en Madrid el año 1957. A principios de los 80 empieza a colaborar como dibujante en algunas de las revistas que protagonizaron el boom del comic español como Totem, Rambla o Cimoc. Junto a F.Pérez Navarro realiza Tierra S.A. y en 1984 empieza sus colaboraciones en la revista Madriz. Allí encuentra su estilo personal que se caracteriza por un uso radical del blanco y negro, por la constante experimentación gráfico-narrativa y por un sentido poético del comic que pocos autores han conseguido superar. Estas historias cortas, la mayoría, han sido recopiladas en los álbumes La orilla y León Doderlin. Su colaboración con Felipe Hernández Cava se remonta a este período y se extiende a después del cierre de la revista cuando emprenden la realización de Las memorias de Amorós, primero para Medios Revueltos y que se completará en 1993 con su publicación completa en 4 álbumes por Ikusager. También en el 93 se encarga del segundo episodio de la trilogía de Lope de Aguirre con Hernández Cava otra vez. Tres años más tarde publican El artefacto perverso.
Con el pseudónimo de Silvestre realiza varios trabajos en Francia que veran la luz en un álbum titulado Relations, aquí Relaciones, y más tarde en 1999 publica Simple en la editorial Ponent. Junto a Cava una vez más, realiza diariamente para el periódico La Razón un comentario gráfico y alterna todo esto con sus trabajos como diseñador, ilustrador y escritor de obras de teatro. En 2010 publica su última obra, hasta el momento, con guiones de Mai Prol titulada El hombre de arena.
Federico del Barrio es uno de los dibujantes más innovadores y personales de los últimos 30 años del comic español; partiendo de las enseñanzas de maestros como Caniff, Sickles o Toth pero también de Pratt, Muñoz y Milazzo ha logrado desarrollar un estilo propio lleno de profundidad, poesía y sencillez. Se desenvuelve como un maestro tanto en blanco y negro como con el color y su constante evolución le convierte en un gigante del comic español.
La obra; Las memorias de Amorós.
Dos colosos del comic como éstos y plénamente implicados en la tarea solo podían crear una obra llena de calidad. Las memorias de Amorós es una serie compuesta por 4 historias autoconclusivas pero que forman un fresco unitario. Firmado: Mister Foo, La luz de un siglo muerto, Las alas calmas y Ars profética son los cuatro capítulos. Ángel Amorós periodista retirado recuerda para una colega joven los episodios vividos en Madrid los años previos a la Guerra Civil; siempre envuelto en tramas folletinescas el periodista es testigo de una época convulsa... y triste.
Federico del Barrio retrata la trama y la época utilizando una cuadrícula de nueve viñetas al principio en un blanco y negro lleno de grises para radicalizar los contrastes a medida que van avanzando los álbumes. En el segundo tomo encontramos una secuencia gloriosa (cuando Lola Negri rechaza la invitación de Amorós) recuerdos que son realmente dolorosos para el periodista; la iluminación de la escena se intensifica hasta tornarse dura, intensa, casi acerada y el blanco y negro es puro. El dibujante refleja el dolor mediante la luz y consigue que a través de la subjetividad de los recuerdos tengamos una imagén nítida de lo que sucede.
Del Barrio lo explica en el prólogo del libro León Doderlin "Tengo la necesidad de hablar con símbolos (...) por ser las obras formas y no intenciones, comprendo que es el cómo y no el por qué lo que está a la espera. (...) Conocimiento y compasión del mundo no en nombre de la mística ni del crecimiento espiritual, que se genera si el trabajo es riguroso, sino para mostrarlo más y mejor, con la menor retórica posible, como el ser íntimo lo reconoce".
Tebeosfera donde encontraréis esta entrevista en cuatro partes a Felipe Hernández Cava realizada por Jorge García y Álvaro Pérez.
Deskartes Mil donde podréis leer una excelente biografía de Federico del Barrio a cargo de Manuel Deskartes.
Un extenso estudio/entrevista en la revista U #25 (noviembre 2002) sobre la obra de Felipe Hernández Cava realizado por Eduardo García Sánchez.
Y por supuesto las fichas de ambos autores en Lambiek y en la Wikipedia.
Hay en la carrera de estos dos autores un sentido trágico que les asemeja a muchos de sus personajes. Si hubiesen nacido y publicado en Francia o en Italia, por poner algunos ejemplos, serían reconocidos por todos como los grandes maestros que son; sin embargo al vivir y producir en España estos dos artistas son practicamente desconocidos y lo que es peor su obra está relegada al oscuro destierro de las obras de culto. Las memorias de Amorós no se merece de ninguna manera este destino.
Hay en la carrera de estos dos autores un sentido trágico que les asemeja a muchos de sus personajes. Si hubiesen nacido y publicado en Francia o en Italia, por poner algunos ejemplos, serían reconocidos por todos como los grandes maestros que son; sin embargo al vivir y producir en España estos dos artistas son practicamente desconocidos y lo que es peor su obra está relegada al oscuro destierro de las obras de culto. Las memorias de Amorós no se merece de ninguna manera este destino.