Pero fue un paréntesis ya que a pesar de contar con algunas miniseries y una primera serie regular la confusión y el desconcierto volvió a la vida de Selina Kyle.
Pero en eso que al nacer el nuevo siglo
Ed Brubaker decide adentrarse en el
mainstream de los comic books norteamericanos y lo hace a lo grande, en
DC y con
Catwoman.
(Brad Rader/Cameron Stewart. Catwoman # 05 pag. 08)
Brubaker abre fuego con una miniserie de relleno protagonizada por el maduro y olvidado detective
Slam Bradley. Está compuesta de 4 episodios de 8 páginas y se tituló
Trail of the Catwoman.y finalmente fue publicada en
Detective Comics # 759 a 762 a principios del 2001. Son 32 páginas dibujadas por
Darwyn Cooke donde el detective empieza a buscar a
Selina Kyle, presuntamente muerta, por orden del alcalde Gotham City. Se trata de una historia destinada a romper con todo el pasado de
Catwoman pero también empieza a establecer el tono que el guionista de
Sleeper impondrá durante toda su etapa al frente del personaje.
(Darwyn Cooke Trail of the Catwoman # 03 pag. 08 Detective Comics # 761)
Nos encontramos ante una historia de marcado carácter de serie negra, donde el guionista redefine a la persona por encima de la superheroína y donde empezamos a ver las características que nos encontraremos muy pronto en la serie regular. Personajes con alma, secundarios creíbles, tramas interesantes y monólogos eficaces que reflejan la evolución interior de sus protagonistas.
(Darwyn Cooke. Trail of the Catwoman # 01 pag. 08. Detective Comics # 759)
La nueva serie regular empezó en enero del 2002 y supuso un soplo de aire fresco.
Ed Brubaker tiene un plan y se dedica a ejecutarlo con paciencia y perseverancia.
(AVISO: aunque la mayoría conozcáis la serie, a partir de ahora puede caer algún SPOILER)
Durante los primeros números el guionista se ocupa de dotar a su personaje principal de motivaciones creíbles y así componer un personaje situado a medio camino entre los superhéroes inflexibles representados por
Batman y los villanos estrambóticos que pueblan el universo
DC.
Catwoman no es una villana pero tampoco se convierte en una defensora de la ley. Ella busca proteger a la que considera su gente, a los marginados, del que considera su barrio, el East End de Gotham City, su hogar.
(Cameron Stewart. Catwoman # 12 pag. 03)
Por eso sus principales enemigos son las mafia locales que inundan las calles de droga y que imponen su ley a base de violencia y miedo. Por eso, también, se enfrenta a la corrupción policial, a los traficantes de droga y a los magnates ocultos detrás de jefecillos, chulos y matones. Pero esta lucha no puede resultar inocua.
Selina Kyle y los que la acompañan pagan un precio terrible por defender a los débiles, a los marginados, a los que las autoridades y los superhéroes siempre olvidan.
(Javier Pulido. Catwoman # 19 pag. 21)
Finalmente tras asumir la dolorosa pérdida de seres queridos y de la inocencia,
Selina,
Holly,
Slam e incluso
Bruce Wayne, alias
Batman, se curan las heridas, recomponen su figura y deciden que el único camino que les queda es defender lo que creen con empeño y además disfrutar del camino acompañados de la gente a la que respetan, admiran y quieren. Un camino de ida y vuelta que les ha convertido en seres más sabios y más fuertes pagando por ello un precio demasiado alto pero inevitable. Un viaje real como la vida misma.
(fin de los presuntos SPOILERS)
(Paul Gulacy/Jimmy Palmiotti. Catwoman # 37 pag.15)
Yendo al detalle, la etapa de
Ed Brubaker al frente de
Catwoman se compone de 36 números en la colección regular publicada por
DC Comics. Del 01 al 37 del volumen 3 norteamericano salvo el # 11 que corre a cargo de
Steve Grant. También de una miniserie titulada
Trail of the Catwoman con 4 episodios de 8 páginas publicados en
Detective Comics # 759 al 762 y que son un prólogo a la serie regular. Y finalmente un comic book especial titulado
Catwoman: secret files and origins # 01 de noviembre del 2002 con cuatro historias cortas de diferente extensión; tres publicadas aquí y tituladas
Las muchas vidas de Selina Kyle,
¿Por qué Holly no está muerta? y
El caso Mc Sweeney además de una inédita de 6 páginas titulada
Proper planning que en EEUU se recopiló también en el álbum
Relentless.
Un caso aparte es la novela gráfica titulada
Catwoman: el gran golpe que está escrita y dibujada por
Darwyn Cooke tras su paso por la serie regular y tomando como referencia el enfoque del guionista. Aunque no está escrita por él, Brubaker la incorporará en su continuidad.
En España toda esta etapa - incluida la historia de
Darwyn Cooke - está publicada en 8 álbumes que paso a enumerar por orden de lectura:
El gran golpe,
El lado oscuro de la calle,
Malas calles,
Sin tregua,
Caer no es fácil (éstos publicados por
Norma Editorial) y
Catwoman 1, 2 y 3 publicados a su vez por
Planeta DeAgostini.
En el apartado artístico la principal característica es la coherencia. Acostumbrados a los vaivenes de dibujantes, entintadores y coloristas en las series de superhéroes, en este caso la sucesión de artistas es casi ejemplar.
Empezamos por
Darwyn Cooke - ayudado por
Cameron Stewart en la miniserie y por
Mike Allred en la serie regular - que es el que marca el camino, define el estilo y rediseña personajes y ambientación - incluido el traje de la protagonista - y todo con un estilo que podríamos definir entre
cartoon y
noir. Tras esta primera etapa de cuatro números, se incorpora el dibujante
Brad Rader ayudado decisivamente por
Rick Burchett y
Cameron Stewart a las tintas. Son 6 episodios (del 5 al 10) donde la atención se centra en la trama y en la evolución de los personajes y donde el trabajo eficaz y discreto de Rader es una bendición. Por su parte tanto Stewart como Burchett le dan este tono
noir que no desentona con lo anterior. En el siguiente arco de 5 números toma las riendas
Cameron Stewart firmando un trabajo sobresaliente ya que combina eficacia con espectacularidad, siendo discreto e indispensable. Después de tantos episodios a la sombra su trabajo se revela esencial para consolidar gráficamente la colección.
(Cameron Stewart. Catwoman # 15 pag. 06)
Tras Stewart y los acontecimientos narrados en
Sin tregua se produjo el primer cambio estilístico importante aunque para mi gusto éste fue plenamente justificado y acertado.
Javier Pulido se encarga del dibujo y del acabado de la historia titulada
Caer no es fácil que abarca los números 17 al 19. Son tres episodios esenciales para entender la etapa Brubaker donde
Selina,
Sam y sobre todo
Holly asumen y asimilan todo lo ocurrido hasta entonces y donde el dolor está plenamente presente. Pulido realiza un trabajo espectacular ayudado por el colorista
Matt Hollingsworth. El español se ocupa también de las portadas firmando así tres joyas del comic book.
(Javier Pulido. Catwoman # 17 pag. 03)
De nuevo toma las riendas
Cameron Stewart ayudado a veces por
Guy Davis o
Nick Derigton en una etapa marcada por la continuidad. El viaje de recuperación que
Selina y
Holly emprenden por los escenarios más característicos del Universo DC y acompañadas por algunos de sus personajes emblemáticos no supone una ruptura estilística por más que uno añore los oscuros callejones del East End de Gotham. Davis, Derigton y Stewart firman unas páginas a la par sencillas y eficaces con un toque de espectacularidad.
(Cameron Stewart. Catwoman # 20 pag. 05)
Y finalmente nos encontramos con la segunda gran ruptura estilística, ésta más discutible, aunque no exenta de atractivo. A partir del # 25 de la colección
Paul Gulacy y
Jimmy Palmiotti toman las riendas del arte hasta el final de la era Brubaker, en el # 37, con sólo dos excepciones en los # 32 y 34 a cargo de
Sean Philips y
Diego Olmos respectivamente.
(Paul Gulacy/Jimmy Palmiotti. Catwoman # 25 pag. 14)
El enfoque del tandem Gulacy/Palmiotti es más cercano al hiperrealismo, más exacerbado y más propenso a la espectacularidad que a la introspección por lo que Brubaker tiene que adaptarse y crear tramas donde por primera vez las batallas son predominantes, donde los enemigos tienen superpoderes y donde
Batman tiene un papel activo y no como mero espectador. Además la serie se ve involucrada durante tres números (del 34 al 36) en un
crossover titulado
Juegos de Guerra que acentúa aún más el giro hacia lo convencional. Seguramente no fueron una elección acertada pero con todo este equipo nos regala algunas secuencias más que interesantes.
(Paul Gulacy/Jimmy Palmiotti. Catwoman # 30 pag. 14)
En el aspecto gráfico quiero destacar también las excelentes portadas que ha gozado esta colección durante la estancia de
Ed Brubaker al frente.
Podemos distinguir dos tendencias. La primera se caracteriza por contar con dibujantes invitados como
Paul Pope - responsable de la inmensa portada que encabeza este post
-
J.G.Jones,
Jeff Parker y
Scott Morse. En la otra tendencia vemos que el dibujante principal se encarga también de la cubierta. Son portadas de
Darwyn Cooke,
Cameron Stewart,
Javier Pulido y también de
Paul Gulacy con tintas de
Jimmy Palmiotti. A continuación tenéis algunos ejemplos de ambas modalidades.
(Catwoman #2 Darwyn Cooke, #5 y 9 Paul Pope, #11 Jeff Parker, #14 y 15 J.G. Jones, #19 Javier Pulido, #24 Cameron Stewart y finalmente #29 y 33 Gulacy/Palmiotti)
La etapa final de
Ed Brubaker en la serie tiene sin embargo fogonazos de auténtico genio. El # 32 titulado
True romance? y dibujado de manera excelsa por
Sean Philips y
Stefano Gaudiano es un paréntesis que
empieza a cerrar historias pendientes mediante tres secuencias protagonizadas por duos;
Holly y su novia
Karon,
Sam Bradley y su hijo
Junior y sobre todo
Selina Kyle y
Bruce Wayne. Es un episodio redondo donde de manera lenta pero intensa Brubaker nos retrata los lazos afectivos que unen a los personajes e intenta cicatrizar definitivamente algunas heridas sentimentales.
(Sean Philips/Stefano Gaudiano, Catwoman # 32 pag. 08)
El otro fogonazo es sin duda el último número de su extenso período a cargo de la serie. A pesar de contar con unos dibujantes claramente inadecuados - Gulacy y Palmiotti no son los mejores a la hora de reflejar sutilezas - y a pesar de que la editorial le acaba de imponer un
crossover a todas luces incoherente, Bru intenta cerrar el círculo. Quiere despedirse de sus personajes reflejando de manera emotiva como han evolucionado. Todo lo que han pasado ha servido para que tomen conciencia de lo que es realmente importante en sus vidas. Brubaker suelta las riendas pero lo hace dejando un legado infinitamente mejor del que recogió.
Con todo esto,
Ed Brubaker se ha dado cuenta que ya no puede dominar la serie ni a la editorial... y quizás ya ha contado todo lo que tenía que decir sobre
Catwoman. Y como los mejores se va en el momento justo, por la puerta grande y lo que es más importante dejando un puñado de historias que quien las ha leído nunca olvidará y que quien se disponga a leerlas por primera vez no sabe aún la suerte que tiene.
(Javier Pulido. Catwoman # 18 pag. 11)
Salut!