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lunes, 24 de febrero de 2014

Pepe IV de Carlos Giménez.



Hay una secuencia en Pepe # 04 de arte mayúsculo, llena de vida, cargada de emoción. José González está hospitalizado reponiéndose de dos ataques de corazón y un cáncer de colon. Está rodeado de sus amigos de día; parte de la familia Toutain y algunos artistas como Enrich y están bromeando sobre donde le enterrarán si se muere. La hija de Toutain le propone que sea al lado de su padre, uno de los grandes amigos de José González, ya que al lado de la madre de Pepe no puede ser. El artista convalenciente se emociona como un crío y les hace prometer que lo harán así. La viñeta en que la hija de Josep Toutain se lo promete - llena de orgullo y emoción - es uno de los momentos más intensos que he leído en años.
Y es que José González, Pepe, no era una persona que se tomaba la vida en serio, no era dado a los momentos trascendentales, no acostumbraba a hablar mucho de sus sentimientos. Por eso este momento es tan especial y todos los asistentes lo reconocen como tal.


Carlos Giménez está enfilando con paso firme la recta final de la mitad de la biografía - como el mismo autor la califica - del dibujante de comics e ilustrador José González. Este cuarto álbum redunda en la descripción pormenorizada de la errante y descuidada carrera profesional de este inmenso artista. Pero hay un punto de emoción que va invadiendo poco a poco las páginas que hacen que al lector se le suba un nudo en la garganta. Giménez no tiene todos los datos de la vida nocturna de Pepe pero imagina las situaciones, insinúa los conflictos y describe las consecuencias. El autor es honesto y no se adentra en lo que no sabe pero reconoce su importancia.


Hay en esta serie un extraño sentimiento de orfandad. Los lectores sentimos que se nos hurta una parte de la historia; no por censura, no por descuido sino porque este fue uno de los grandes enigmas de la vida de Pepe González. Nunca mezcló sus dos facetas. Nunca dio explicaciones sobre sus aventuras nocturnas que para él era la parte más importante de su existencia. Como dice Giménez en su introducción, alguien tendría que contarnos a todos los aficionados lo que pasaba cuando Pepe salía del estudio y se adentraba en la jungla nocturna de Barcelona. Seguramente ésta será otra historia.


Nos queda un quinto álbum para saber más cosas, pero seguro que nos dejará con la misma sensación de vacío que el propio Giménez experimenta al hablar de Pepe
Mientras tanto esta serie se está convirtiendo en una de las grandes obras del siglo que está empezando. Con Pepe Carlos Giménez vuelve a las andadas y nos divierte, nos emociona y nos hace reflexionar. Con Pepe Carlos Giménez consigue que vuelva a disfrutar leyendo un comic.

Salut!

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