A veces suena la flauta por casualidad... Deathblow and Wolverine no tenía porque ser diferente a los centenares de crossover entre editoriales de superhéroes que abarrotaban y abarrotan los quioscos y librerías del mundo. Sin embargo, seguramente contra pronóstico, fue diferente; muy diferente.
Que tiene entonces esta miniserie que la hace destacable; pues calidad. Simplemente. Deathblow and Wolverine es lo que antes se llamaba por la crítica especializada un ejercicio de estilo. Siendo como es la trama endeble, lo que destaca es la narrativa absolutamente diferente de lo que se estila en los comics de superhéroes, muy cercana a los experimentos del comic europeo más vanguardista y al mismo tiempo sin renunciar a la espectacularidad.
Deathblow and Wolverine es obra de Aron Wiesenfeld tanto en el guión como en el arte. Las tintas son de Richard Bennett y el color corre a cargo de Monica Bennett. Se publicó en dos capítulos entre septiembre de 1996 y febrero de 1997 por las editoriales Marvel Comics e Image en su sello Wildstorm.
Deathblow and Wolverine es obra de Aron Wiesenfeld tanto en el guión como en el arte. Las tintas son de Richard Bennett y el color corre a cargo de Monica Bennett. Se publicó en dos capítulos entre septiembre de 1996 y febrero de 1997 por las editoriales Marvel Comics e Image en su sello Wildstorm.
Wolverine intenta esclarecer que pasa con la madre de su compañera Sung ya que tiene un comportamiento extraño. Ya en casa de la madre les atacan unos ninjas y obligan a Lobezno a escapar por un Chinatown en fiestas. Superado en número es ayudado por Deathblow, un mercenario yanqui especialista en armamento. Parece ser que todo se debe a un complot para destruir San Francisco utilizando una urna llena de espíritus y también los poderes de Sung Li que pertenece a una estirpe especial. Lobezno y Deathblow se disponen a rescatar a Sung y de paso salvar la ciudad...
Los dos capítulos son una sucesión de páginas llenas de soluciones imaginativas. El uso del blanco y de las viñetas sin márgenes es modélico. El trazo es limpio y exacto. Cada dibujo está perfectamente encuadrado y siempre desde el punto de vista adecuado. El color de Monica Bennett es muy atractivo dominando los ocres, violetas y verdes turquesa de tono suave que contrastan con las onomatopeyas de color chillón. Y finalmente quiero destacar el uso de un recurso muy cinematográfico como es el gran angular para dar más espectacularidad a las secuencias como por ejemplo la doble página que abre la historia.
5 comentarios:
Una entrada que me ha gustado por partida doble, pues ni tan solo conocía la obra y ahora la tendré en cuenta si algún día la encuentro en tiendas de cómics descatalogados... Supongo que en su momento me pasaría totalmente inadvertida entre el aluvión de cómics del momento y la apatía que me provocaban este tipo de crossovers.
Saludos.
Pues yo sí conocía la obra (vamos, que la tengo por ahí, aunque no sé dónde) y no coincido con lo que apuntas. O sí. Porque es bonita de ver, pero anda que no es endeble la trama como dices. Es que al final te quedas como ¿y? Así que a mí sí me parece menor, pero tal vez no por los mismos motivos que apuntas tú.
Un saludito.
No lo conocía, pero tiene muy buena pinta. Tomo nota.
Un saludo
Mo,
dale una oportunidad. Vale la pena.
David,
comprendo tu punto de vista. Pero a mí me compensa la excelente narrativa y ese aire de vanguardia europea cercana a Moebius o Druillet. No se... te recomiendo que la releeas con otros ojitos a ver que tal.
Saludos.
Francisco,
te digo lo mismo que a Mo. Échale un vistazo a ver que tal.
Un abrazo.
Veo este post en 2018 y recordé este gran crossover. Me gusto por su estilo cinematográfico y el uso de los colores, que da un toque a las series ochenteras de detectives como Miami Vice. Coincido contigo en que es un comic muy digerible y que te deja un gran sabor de boca. Aparte me encanta el dibujo y los colores. Saludos
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